Se usa anestesia local, se hace una incisión en la encía y se coloca el implante, que es como una especie de tornillo alargado que se enrosca en el hueso y que hace de sustituto de la raíz del diente. En esa pieza se atornilla otra más pequeña, que es la parte que luego sujetará la corona. Se trata de una intervención sencilla que puede durar unos 30 minutos.
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